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Y
el hombre
que
querías que yo fuera, María,
no
lo soy
No
puedo ser el hombre que querías.
Que
amara la calma, el empleo,
la
casa, la rutina
No,
María.
Soy
la sombra rala
que
vaga y que siente
la
poesía del agua.
Soy
errante en mis sueños,
en
el parque, el autobús, el patio
Amo
la luna,
la
ciudad
la
tristeza,
el
vino,
los
recuerdos
No
soy
el
hombre de pómulos finos
que
corre y ríe;
tengo
otro mundo, María,
que
se borra en mis ojos
sólo
cuando duermo
No,
María,
vivo
en un mundo de dibujo,
en
un pupitre, en otra calle,
en
una habitación a solas
Vivo
entre hojas de colores
tristeza-aventura
nostalgia-ópera
Soy
rupestre y libre
en
tu siglo de encanto
y
te amo así, María
Del poemario “De Piedra y mujer”, 2004