El guerrero
Cuánto intenta el guerrero
vencer al mar,
y en aquel bregar
los sueños de volverse
mueren.
Yo sueño con una alondra
sagrada,
tal vez una gaviota de
blancas ramas
como aquellos besos que da
el mar.
Tanta idea ilusa, tanta
ansia de querer
y el amor sin fin.
Cuánto intenta el sueño
adornar la realidad
y en aquel absurdo dar,
ambos son lo mismo.
Un ave con sus alas toca,
toca,
besa el cóncavo piano.
¡Cómo quieres que te
quiera!
si entre nosotros jamás
hubo besos
ni abrazos
ni cabezas atrapadas…
los fósforos de ensueño.
¿Qué quieres, que te
quiera?
Te quiero ¿y qué?
Para que “este querer
tanto”
si sé que nunca volverás.
Cuánto intenta el brazo
hacerse largo,
quedarse con todo lo bueno.
Pero el amor
también tiene su muerte
aunque no muera.
Del poemario “En Noviembre y Otros Días”, 2007