Desde los
picos altos hasta las ondulantes olas
descansa un amor
que se olvidó.
He amado al
clavel y la flor, ¿y acaso no he llorado?
Porqué vendrás
idilio de amor
como el vino
tintado de flor,
después de
sentir tu fermento
te vas rodando
al adiós
Tal vez quedaran
las calles albas
amaneciendo al
amor cada mañana.
Cada tarde
llegará rociando su naranja
el árbol del
crepúsculo
Despide tras las
sombras nuevas
el almendro y el
jazmín.
Como Yungay yace
sepulto mi amor
porque tembló
tu corazón
y vino el alud
que trago el dolor
¿Me recuerda
acaso Huaraz?
allí que las
velas de mi cuarto se apagaron
¡Yo no lo sé!
pero tal vez se
acuerde ella de mí
La calle
Centenario y Fizcarral,
un puente sobre
el río.
¿Estarán sus
piedras altas
amaneciendo al
amor cada mañana?
trayendo espadas
y espejos,
cubre los montes
de alumbre y zafiro tenue.
¿Estará aquí
lejano, el lozano Huascarán?
El mismo que
quitó la sonrisa a Yungay,
El mismo que
cerró las cortinas a mi amor.
A sus pies
gigantes, seguirán llegando
las palmeras,
las tardes
y las gentes
tristes
Como Ranrairca yace
sepulto mi amor
porque tembló
tu corazón
y vino el alud
que trajo el dolor
Sopla el viento.
Trina un pájaro.
y el agua fresca
decanta en la rosa.
Las gentes tristes
se van
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