Integración

 

Por: Cuauhtémoc Molina Monroy 

 

 En el cuarto  encantado, los muebles acordaron apoyar al Espejo, para que superara sus problemas de identidad y no cayera en un quiebre sicótico al adoptar las múltiples personalidades objétales de quien se veía en él...y no le alcanzaba  a diferenciar su realidad interna de la externa.

 

 La confusión crecía día con día, porque en él aumentaba la creencia de que el mundo exterior era una  prolongación o extensión de él: por supuesto que su identidad interna se iba desvaneciendo...y le angustiaba sobre manera, la multiplicidad y lo impredecible de sus conductas que él  controlaba

 

Por fortuna, la inestabilidad emocional del Espejo dada la cantidad de dramatizaciones de sus  diversos personajes le angustiaba y lo llevo al Terapeuta que finalmente, ayudó a que el Espejo una vez estabilizado emocionalmente, empezara a desempañarse de las imágenes o creencias que se auto impuso en el ir venir de quienes se veían en él...

 

Una vez regulada su capacidad de respuesta y asumir su responsabilidad para con él mismo, pudo distinguir la diferencia entre jugar un rol de continente, para diferentes contenidos (imágenes);  de quienes se asomaban no para verlo,  sino para verse y no involucrarse emocionalmente con cuanta cosa o persona pasara en su campo.

 

En vez de incorporar aprendió a reflejar, ya no archivaba  las imágenes, o lo que era peor dramatizarlas; todo sus hábitos miméticos eran de ocasión y de relativa permanencia, según aquello que se asomara en él.

 

Aprendió que el reflejar no lo comprometía y que las mismas personas se llevaban  o daban cuenta que ellas eran responsables de lo que asomaran en él. Cuando mucho aceptaba pulidos o alguno s vahos bucales pasivamente, con cierta rabia cuando era víctima de la halitosis de algunas personas...aunque después, sufriría algunos descalabros porque algunas gentes  no están muy preparadas para tolerarse ya aceptarse tal cual son... 

 

Ya regulado, con una identidad bien definida en su rol de recipiente ocasional  de imágenes; es decir de continente, observaba el mundo exterior llena de contenidos plausibles de ser reflejados en cuanto asomaran; y aceptaba que cualquier cantidad de imágenes que se asomara era de relativa permanencia y que así mismo desaparecerían al momento, sin que para esto, intentara asumir toda clase de identidades.

 

Su proceso tardó porque aprender a vivirse en vacuidad, es en estricto sentido de la palabra sacarse de todo aquello que no le es propio y dejar de ser confluente; hasta llegar a doctorarse en doctor honoris causa continental (de continente), en el maestro del arte del reflejo de contenidos.

 

Ya los muebles de ayer, los de su cuarto...se antojaban ser rústicos; cuando llegó después de cinco años de tratamiento; los mismos muebles no podían creer la transformación ejercida por la terapia sufrida; dado que los mismos muebles desvencijados con el paso del tiempo, no podían creer que su queridísimo espejo al punto de la esquizofrenia, ahora era un sujeto tan actual y comprensivo y realista, que en su misma continencia relativa, los toleraba sin involucrarse hasta el cansancio...

 

El sentido de la vida del espejo, lo llevó a aceptar finalmente el título  de Terapeuta;

en su especialidad de asesoramiento no coercitivo del lenguaje hablado y  no hablado...maestro integrado en su totalidad, como lo es el espejo de un lago en una noche serena en donde todo de tipos de luces, incluida la luna suele visitar a su terapeuta...

 

Sin embargo... 

    

 

 

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