(Notas autobiográficas)
Nací en Santiago de Chile hace
más tiempo del que sé y no moriré, sólo cambiaré. Fui
bienamada por mi madre, paciencia y mimada por mi padre, terror.
Nieta de machismo y servil, soy una latinoamericana
como cualquiera otra, con cierta capacidad para expresar mis sentires...
Sentires que todos sienten, sólo que algunos son mas reservados
en palabras, o más celosos de sus emociones. Como muchas de
ellas he dedicado mi vida a fortalecer mi autosuficiencia para
conservar mi identidad libertaria, con el coste de soledad y
sufrimiento suficiente para que mi espíritu crezca y sea capaz
de comprender y de amar a todos. Cuando pedí una estrella
para entender mi camino me fue concedido el título de maestra, y
con él, el privilegio de ser feliz cumpliendo mi misión. Tengo
casi mil defectos, pero el peor es que discrimino: prefiero la
compañía de la flora y la fauna porque son capaces de
sobrevivir sin dañar. Y entre los considerados
humanos prefiero a los niños, porque conservan la
inocencia de las flores y la gracia de los cachorros. Admiro a
las mariposas porque son capaces de desprenderse del capullo que
oculta su fealdad para convertirlo en alas que elevan su alma a
la vida, mientras regalan instantes de belleza para honrar
al creador. Mi mejor amiga es la Esperanza, y mi protectora, la
Fe, a quienes pido que nunca me abandonen. Ellas
saben por qué.