El escritor endemoniado

 

 (Róger E. Antón Fabián entrevistado por Feliciano Centeno*)

 

La entrevista fue en el jardín de la residencia universitaria de San Marcos donde vive; para él vivir en  la residencia de la universidad es uno de esos giros fortuitos que a veces vira a favor propio en la vida. Me digo que San Marcos, la universidad que lo amparó luego de su éxodo chimbotano, le ha dado de todo y lo ha hecho ver sus primeros frutos como escritor; pero él que ha sabido hacerse ganador del primer puesto en área de cuento de los Juegos Florales de esa casa superior de estudios en el año 2003, así como de la III Cuentatón de la ciudad de Lima, no se siente un escritor ni mucho menos un ganador sino más bien un eterno aprendiz. Dueño de un verbo florido Róger Antón, nos habla de su inquietud mayor, la literatura, y, sus demonios más inquietantes.

 

F. C: ¿Cómo empezó su interés por la literatura?

 

R. A: Lo primero, Feliciano, no me trates de usted, que ya me siento un poco acartonado… Ahora el hecho de hablar de mí mismo es un compromiso, casi me hace sentir un poco presumido. Ahora, mi interés por la literatura viene desde antes que amaneciera a este mundo, creo yo. Creo que nací escritor (ya estoy cayendo en presunción); pero es verdad. Mi madre no perteneció a ningún cortejo ni pléyade literaria, sin embargo, cada vez descubro con asombro su enorme sentido poético, quizá sea por sus orígenes andinos, del cual hace gala casi sin darse cuenta. Mi abuela Juana Hurtado me contaba toda suerte de mitos, cuentos, historias de aparecidos, de almitas y demás.

 

Creo que esa ha sido mi gran influencia literaria, a la que le debo lo mejor y que no es otra sino la que recibí en la infancia, en esos primeros años escuchando los cuentos interminables de mi abuela o las lecturas de mamá y mis tíos, pues a falta del cuidado paterno yo fui un niño muy mimado por todos mis tíos y creo que esa cantera como que ilumina y hasta alimenta mi propio vivir, creo que hasta ahora me acompaña. Me cuentan -mi familia materna siempre ha tenido esa predisposición para la fantasía, y hasta la exageración- que en esa etapa en la que a veces solemos ser aprendices de bárbaros, en la infancia, llegaba a la exigencia casi imperativa que cada mañana me cuenten un cuento, yo no lo recuerdo pero puede que sea cierto. Y quizá ahí ya había un escritor en ciernes pues recuerdo eso sí como un relámpago de la memoria remota, mi perseverancia ante los demás niños de mi edad y mayores persistiendo sobre la existencia y realidad de las sirenas. Entonces mi interés por la literatura nació ya conmigo.

 

¿Lima reforzó su decisión de ser un escritor?

 

Creo que sí, pero no porque me haya ido bien, más bien me ha traído sinsabores. En un momento determinado decido abandonar la ciudad de Chimbote, de donde provengo, y ya para entonces había desertado de los estudios de ingeniería en Energía y colaboraba con el diario La Industria. Cogí mi alforja y algunos libros y me embarqué en este sueño hermoso de querer ser un escritor, e ingenuo, de querer vivir de mis escritos; por ello me vine a Lima, pero ya en la gran ciudad encontré una realidad totalmente distinta a la que me había imaginado. Creo que uno nunca termina de ser un escritor, que el escritor es un eterno aprendiz y esto se aplica incluso hasta un consagrado García Márquez o a uno que recién se inicia en estas lides. A estas alturas como verás en algo hay que creer …

 

Pero en Lima no me fue nada bien, más bien fui la burla de ciertos compañeros de la universidad que decían mira ahí va el escritor que piensa viajar a París y vivir de sus escritos (risas), pero creo que eso alimentó mi espíritu, las vicisitudes, las desgracias, los infortunios, las adversidades que tuve que pasar para adaptarme, arraigarme en esta ciudad y sin duda alguna también los encuentros fortuitos con algunas obras, algunos libros que jamás imaginé encontrar en los lugares menos indicados, me ayudaron muchísimo y aumentaron el reto a dimensiones astronómicas que yo desde el primer momento consideré literarias.

 

 Por otra parte yo no me considero un escritor, tengo la idea de escritor que no es la que desarrollo en mis días. Esa no es la del que de cuando en cuando escribe, aunque conozco escritores de toda laya, algunos que escriben desde dos líneas diarias hasta páginas enteras pero escriben a diario, otros que escriben un tiempo y luego se van de vacaciones, para mí el escritor de a de veras es un forzado a las galeras de la creación total, a tiempo completo, casi un desaforado que bien podría dejar a su familia por ... ¿qué digo?... investigar a un personaje, o un territorio en el que se desarrollaría una novela o cuento suyo, el que vive para la literatura, el que organiza su vida de acuerdo a ella, esa devoción mayor. Y yo aunque intento, aunque trato de serlo, francamente no puedo, me siento como un devoto rechazado. Eso creo que tendrías que experimentarlo para dar cuenta de ello.

 

Pero esto que ya se está convirtiendo en una apología literaria debería serlo de algunos amigos míos que han pasado por el inicio de mi “vida literaria” y que son siempre importantes. Ricardo Ayllón, a quien conocí en Chimbote, meses antes de venirme a Lima y quien me aconsejó repitiéndome cientos de veces que he perdido en la literatura a fin de que yo saque fuerzas y trate de ser escritor aquí. Carlitos Bayona el más grande poeta vivo que conozco, quien vive estrictamente de la literatura.  el místico Shindu Ananda quien me dio cobijo en los primeros días limeños y tantos amigos que son tantos amigos más …

 

Cuéntanos un poco de tus autores influyentes para con tu quehacer creativo, de tus días universitarios que trascurren en San Marcos, tus estudios, tus impresiones...

 

Quisiera responder la primera parte de la pregunta que me parece profundamente literaria y por lo demás una pregunta injusta pues uno tiene que hacer una selección. Podría decir que uno reúne todas las influencias posibles pues es como elegir en materia musical por ejemplo entre Vivaldi o Rodrigo y a fin de cuentas no sabes con quien te quedas porque si eliges a uno necesariamente eres injusto con el otro ya que cada uno tiene lo suyo. Podría ser una pregunta ociosa incluso pero la intención es buena …

 

Creo sinceramente que uno debe dejarse llevar por la obra. Ahora quizá exista la moda de la página actual, es decir el preguntarse qué te produce la página que lees y no qué te produce la obra en su conjunto. Creo que todo autor, todo libro que ha pasado por mis manos, aunque parezca inverosímil y una evasión a la pregunta, todo libro o escrito desde los suplementos culturales que esperaba hace algunos años con verdadera ansia los domingos por la mañana hasta el libro de cocina de mamá tiene una lección que dar a alguien que quiere escribir de verdad. Pero sin duda a cierta altura y circunstancia de tiempo y premura hay que saber elegir, además el gusto estético como que va cambiando... Pero no voy a evadir la pregunta y si deseas escuchar obras o autores o personajes pues te diré algunos muy a mi pesar: Creo que Schehrazada, Fabián Olsen, Antonie de Roquentin, Edmundo Dantés; Turguéniev, García Márquez, Paco Umbral, Neruda, Chateaubriand; La Tentación del Fracaso, El Quijote, Las Mil y una noche, La Guerra del fin del mundo y hasta libros que no he leído por razones particulares, pero que he imaginado o he visto proyectados en películas dependiendo de la época y el momento que haya vivido.

 

“Cada escritor crea sus precursores”, decía Borges y es verdad; pero a las lecturas en tanto influencia literaria creo que hay que aumentarle las vivencias propias, eso que Vargas Llosa citaba y muy bien como los “demonios culturales”. Ahora la pasión debe de ser por la relectura, he ahí la importancia del lector (que es otro problema), pero no sabes qué placer otorga la relectura, creo que era Sthendal quien decía que si se le permitiera olvidarse de algo él elegiría olvidarse del Quijote y Las Mil y una noche a fin de poder leerlas de nuevo y encontrarse otra vez con ese mundo tan rico, ¿no? lleno de odres atiborrados de ladrones, bellas princesas que se transforman, las almas que aparecen, los genios atrapados en las botellas, o esas otras también exuberantes fantasías tan deliciosas del viejo caballero. Además todas las obras literarias como que serían una sola obra literaria mayor. Creerás que estoy hablando un disparate pero es verdad todas las creaciones forman el gran universo de la creación total donde todo se mezcla y renace nuevamente, así le damos carta de ciudadanía a Pierre Menart dentro de la creación literaria y volvemos a la noción de que todo se vuelve a decir pero ya con sentido diferente. Es un tema polémico, al parecer siempre se escribiría el mismo libro pero se está dentro de la historia, cada lectura es diferente y en ello está la belleza de la literatura…

 

La historia como conocimiento, qué elemento humano o visualización te da...

 

 Mira, yo tengo una particular perspectiva respecto de la historia, casi un trauma. En mi caso no he podido ser ingeniero, no soy periodista aunque colaboro con algunas revistas y periódicos, no me creo filósofo, ni político, ni buen poeta pero respecto a la historia creo quizá equivocadamente que la literatura es la mejor manera de hacer historia. Soy una suerte de suma de frustraciones patentes pero respecto a la historia como que siento que aún no siendo académicamente un historiador algo tengo de esa disciplina, sobretodo porque la creación literaria no sólo se basa en ella sino que a veces la suplanta. Digamos, lo que el historiador no puede comprobarlo el autor de ficciones lo inventa, lo imagina y la literatura podría ser muy bien la historia no contada por los historiadores profesionales. La fantasía siempre enriquece la realidad, la vida misma que acontece en este instante. En ese sentido las chismografías por ejemplo tienen un papel primordial dentro de la creación literaria...

 

Por último qué proyectos estás elaborando para más adelante...

 

Precisamente tengo en mente una novela histórica, pero todo ello está en proyecto que bien me podría tardar años o toda la vida (risas). Por lo demás muchas gracias por esta breve entrevista en la que sin duda he caído a sabiendas en la arrobadora ilusión de ser un escritor sin serlo y en la vanidad que acompaña de seguro a todo alucinado. Me siento conmovido, gratificado, casi como un elegido y sinceramente muchas gracias por darme esta posibilidad de comunicarme en este diálogo entrañable y afectuoso a este contacto con otros seres humanos. Muchas gracias.

 

 

Entrevista publicada originalmente en la revista Visión Histórica. Lima, mayo del 2003

 

* Historiador y director de la revista Visión Histórica.

 

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