Kilómetros
De Insomnio
Roxana
Ghiglino Gonzáles
Nuestras manos
eran fiel reflejo de las sombras, una especie de canto a la libertad de las
libélulas.
Al desasosiego de la
tarde despedazada
Mis manos eran de un
rojo bermellón
Que aún no encajaba en
la pesadilla rota de los amantes de adolescencia tardíos
Por eso gozaba de
respirar a través de las sondas amarillas mientras tu cuerpo era
arrastrado por las olas de vidrio
Y rescatado con sus
cicatrices de barro, con hilos dorados de electricidad.
Era un encanto soñar con
liberar a los bueyes de su eterno paseo por los pastos de magnolias
Y un sueño copular con
pétalos de niebla.
Nuestras manos son
el fiel reflejo de kilómetros de insomnio
Mis zapatos de cristal
ahora están viejos y arrastré mis esperanzas al desierto de gladiolos
Y a los años
luminosos de pececillos ojerosos
De cuya sangre hicimos
un dibujo soberbio.
|