Azágar
El fin
Postrando mis barcos a los pies de un
puerto cuántas veces te he tenido, amor, a mi
amparo.
Sobre mis rodillas contemplé tu cuerpo
blando, tu alma desnuda.
Consentiste que te quiera y te
quise como el delicado musgo aprieta la roca
amada
Cuántas veces, ajena al giro del
mundo, sosegaste mi dolor de marino errante.
Tantas veces besando tu frente
cóncava te probé mi lealtad. Te quise mucho.
Y aún cuando un funesto día la cúpula
del mundo fue asaltada por ejércitos de sombras, no
huí.
No supe que tenerte era el
fin, que nuestra feliz vida terminaba, que la piedra no
podría soportar más el arrebato del mar.
No volveríamos más a querernos y uno
de nosotros tuvo que seguir...
De "En Noviembre y otros días" |