Buenas tardes,
Ernesto, ¿qué hora es en Chile?
Aquí en México son las 3.30
de la tarde.
Mira, Rosa María, aquí en
Chile tenemos las seis y
treinta de la tarde.
Doy apertura a esta
entrevista, preguntándote
sobre tu inicio en la
literatura; ¿cómo así
decides entrar a este mundo
de las letras?
Cuando estudié arte,
pintura, tuve un profesor de
literatura de nombre George
Elliot, de quien me hice muy
amigo. Él me dio lecciones
paralelas de literatura;
poco a poco fue atrayéndome
las letras que adopté por
costumbre, pintar un cuadro
y detrás, en la tela,
escribir sobre el tema. Esta
costumbre no la he perdido
hasta hoy, así que siempre
estoy escribiendo sobre lo
que pinto. Sobre todo de mi
pintura surrealista.
Generalmente pinto mis
cuadros en papel, de tipo
especial; costumbre que
inicié en Hamburgo,
Alemania, donde tuve un
pequeño taller. Mira, en
papel es fácil escribir un
poema a tinta o grafito y la
idea plástica sale
transformada a poema. Casi
todas mis obras llevan un
poema; además, mi segunda
esposa, con quien escribía
prosa y poesía, me influía a
graficar esos poemas; según
ella, enriquecían la
pintura, y a su vez la
pintura hacía lo mismo con
la poesía. Cuando ella
enfermó de cáncer también lo
hice yo. Éramos la pareja de
cáncer. Ella bromeaba
diciéndome que tenía que
sobrevivir porque debía
pintar y escribir muchos
años todavía. Su partida fue
una pena.
Afirmas que partes de
tu propia pintura para
escribir un poema, ¿cómo es
eso?
O viceversa, algunas veces
el inicio de una pintura es
un poema. Tengo muy
contiguos un concepto del
otro.
El concepto de que la
inspiración nace, algunas
veces, de una obra
de arte, parece algo
novedoso
No lo creas, suele ser bastante
común en nuestros días. En
Europa, por darte un
ejemplo, encuentras pintores
poetas y poetas pintores.
Quizás es por ello que
se ha dicho, alguna vez, que tus obras
tienen ese punto exacto,
"arte detrás del arte"
Rosa María, la sensibilidad de un pintor
y un poeta es muy semejante,
diría, idéntica
¿ A cuanto asciende tu
obra poética?
Debo haber escrito alrededor
de ocho mil poemas, es muy
difícil saberlo. Perdí parte
de mi obra durante un robo
en mi casa, se llevaron
muchas y quemaron otras.
Sin duda, una gran
pérdida
Te cuento, que en mis
pinturas usaba el opus,
siempre numeraba cada
cuadro. A propósito de opus,
con mi mujer establecimos
tres artes paralelos:
pintura, literatura y
música. Cuando grabábamos
poesía siempre había música
de fondo. Y componíamos
poesías oyendo música.
Éramos muy mozarteanos,
wagnerianos y de mucha
música española. En España,
nos volvíamos locos con las
sardanas y los cantos
flamencos; llegué en pintura
al opus número ochocientos
cuarenta y uno, anotado con
nombre y detalles.
Lamentablemente, también
extravié esa lista que
guardada como una Biblia.
¿Cuantas pinturas
tienes?
Echando un vistazo a mi
departamento, debo tener
alrededor de doscientas
pinturas, entre oleos sobre
tela y pigmentos sobre
papel. Y estoy tratando de
venderlos pronto.
El año 2003 vendí muchos
cuadros en Alemania; ocho
destinados a museos
alemanes. Actualmente están
imprimiendo un libro en
Madrid, la editorial Atenas,
cuya tapa será con un cuadro
mío.
¿Recuerdas cuál fue tu
primera pintura?
Clarísimo; fue un paisaje
del sur de chile llamado "Ramuntcho",
fue premiado este cuadro.
Fue mi primer premio, recién
salido de la escuela de
arte.
Y de tus obras
literarias ¿cuál fue la
primera?
Un cuento en prosa poética
que hice en la cordillera de
Nahuelbuta, al sur de chile,
en un aserradero de pinos
araucarias.
Lo presenté en un concurso
literario, pasó bien, pero
hubo mejores.
¿ De qué trataba el
cuento?
Contaba la vida de unos
peones que manejan el
aserradero, gente muy
rustica y de vida muy
fuerte, gente que bebía
mucho alcohol en las noches,
pero tenían un espíritu muy
digno de describirlo, muy
humanos y a la vez salvajes.
Describí esa personalidad
del chileno que batalla por
sobrevivir y que nunca lo
logra por carecer de
posibilidades: Mala
educación, pobreza, etc. Son
gente buena que tiene
los mismos deseos que una
persona de otra latitud.
¿Cómo consigue un escritor, como tú, manejar
los géneros, ser cuentista,
poeta y ensayista?
Soy un artista que me he
acostumbrado a pintar y
escribir. Pero, sin embargo,
desde el año dos mil dos,
que tuvo lugar la
irremediable partida de mi
esposa-musa, he pintado
poquísimo. En cambio, he
escrito mucho, eso sí.
Al lado de mi esposa viví once años de ensueño.
Juntos escribimos notas en
prosa y poemas, en nuestra
vida viajera, por varias
partes del mundo.
Componíamos casi a dueto,
pero a la vez cada uno por
su lado; siempre revisando y
corrigiéndonos mutuamente.
Ella una psicopedagoga, muy
estudiosa y culta, fue mi
musa por sólo once años.
Murió de cáncer. Mis poemas
hasta la fecha han sido
inspirados por ella. Salvo
estos últimos tres años en
que el olvido, muy humano,
me ha hecho pensar en otras
musas.
Ernesto, dime, ¿es
difícil encontrar a la
pareja, diríamos perfecta,
que también guste de lo que
hacemos?, ¿no crees que como
es difícil acoplarse a la
vida de un artista?
Mira, nuestro matrimonio se
efectuó cuando ella tenía
cincuenta y cuatro y yo
sesenta y cuatro años. Para
ambos fue una segunda
oportunidad; ella era viuda,
y yo separado. Nuestra unión
fue un tiempo de sueños
irrepetibles, una residencia
en el paraíso de once años.
Después, sólo tuve que hacer
las maletas.
Al seguir de cerca ese
tiempo que te ha tocado
compartir al lado tu esposa,
que además era poeta, nos
hallamos ante la impresión
de que has vivido una vida
de novela. ¿No te ha
seducido la idea de
escribirla?
Claro, que sí, estoy
escribiendo algo llamado “El
poeta y la princesa”.
Alrededor de cuatrocientas
páginas que estoy puliendo.
Está dividida en tres
partes: una la romántica, la
del matrimonio; otra
referido a los prejuicios
sociales, imagina, yo era
separado y ella viuda; eso
fue muy criticado por la
iglesia y nos causó muchos
desencuentros, me parece un
tema interesante para
abordarlo. Y la última, que
es quizá la más novelesca, a
los dos nos diagnosticaron
cáncer, al mismo tiempo;
después, ella, falleció y yo
seguí, metafóricamente, vivo
hasta hoy.
Vaya sorpresa, espero la
termines pronto; y que
nosotros, los que tanto
disfrutamos tu manera de
escribir, nos demos tamaño
gusto en leerte
Espero que sea
pronto.
Esperemos que sí.
Podemos, ahora, retroceder
un poco y platicar sobre tus
primeros años, ¿cómo fue la
niñez y adolescencia de
Ernesto?
La niñez y adolescencia de
Ernesto, la califico de
tranquila y placentera. Mi
estancia en la casa paterna
fue agradable. Mi padre era
un buen tipo, debido a las
buenas relaciones que
tuvimos, él me permitió
dedicarme al arte.
Inicialmente asistí a la
universidad de oyente en
arquitectura, esto duro tres
años, luego vino lo de mi
viaje a Concepción (sur de
chile) donde trabajé en la
siderúrgica de Huachipato.
Allí justamente fue que
decidí salirme de
arquitectura y estudiar
arte.
Sé que tienes un libro
en espera de publicación,
¿cuéntame como va eso?
Se trata de un libro de
poemas que debo enviar a
Barcelona, donde aceptaron
leerme, para conversar
después de la publicación.
Últimamente he sido
publicado en dos antologías,
una en México, editada por
Sipea y la otra, acá
en Santiago, por el grupo
poético Intramuros,
al cual pertenezco.
Además hay planes de participar en Buenos
aires, en un libro de arte
de pintores
latinoamericanos, donde
cortésmente me han invitado
a participar. Eso será a
principios del año que
viene.
Me he fijado, y creo
que nuestros lectores
también, que manejas un
estilo poético variado,
¿eres conciente de ello?
Yo creo que de alguna forma
lo soy. Me gusta, y escribo
mucho, poesía mayor, sonetos
y alejandrinos; pero me
sofoca la métrica tan
ajustada, de allí nace mi
predilección hacia el verso
libre. Aunque si te das
cuenta, siempre trato de
hacer mixturas, buscar y
encontrar nuevos caminos, y
eso, como sabes, lleva
tiempo y dedicación, pero es
algo que creo tener
resuelto.
Supongo; que parte de
esta búsqueda son esos
sonetos que tú mismo
denominas ernestinos
Mira, te diré que es un anti
soneto. Todo parte de una
plática que sobre el tema
tuve hace muchísimo tiempo
con Pablo Neruda, sabes que
a él lo ahogaba la métrica,
por eso la mayoría de sus
sonetos no se ajustaban a
ella. Él me dijo que un buen
poeta puede crear sonetos a
su manera, y he tratado de
hacerlo, no solo en sonetos
sino en silvas y otros
estilos; y creo haber
logrado algo importante, aun
en contra de la tradición
literaria y la corriente. En
pintura me he dedicado al
surrealismo por el mismo
motivo, libertad de
expresión, sin cánones de
escuelas tradicionales.
¿Es lo mismo pintar que
escribir?
Para mí son idénticas posibilidades y las musas
ayudan a ambas artes. En mi
caso, la pintura y la poesía
van de la mano, son
hermanas, por decirlo de
algún modo. Una se apoya en
la otra. Eso pasa también
con la música que escucho
mientras pinto o escribo, me
ayuda a la inspiración. Es
un bastón.
Conocer a Pablo
Neruda, debe de haber sido
un encuentro interesante, no
todos hemos tenido ese
privilegio de conversar con
un grande
Mira llegué hasta Pablo
Neruda por un tío que era
escritor y amigo suyo. Lo
conocí en su casa de isla
negra, a donde fui varias
veces, en época de verano.
Era un hombre muy agradable.
A mí me impresionaba su
tranquilidad y parsimonia
frente a la gente. Él y su
mujer Matilde, recibían muy
cariñosamente a todos, su
casa se llenaba de poetas y
escritores.
Pablo irradiaba poesía y te hacía mirar al mar
para inspirarte. Todo era
mar para él que tenía la
casa llena de conchas
marinas y trozos de barcos.
Los mascarones de proa, que
conservaba como colección,
eran muy hermosos y aún lo
son, porque todavía están
en su casa. Le agradaba
tomar coñac en grandes
vasos, mientras otros
recitaban. Eran tardes y
noches de poesía, muy
delicada, deliciosa y de
ensueño. Sus pertenencias
hoy están a la vista, la
casa de isla negra permanece
como antaño. En Santiago,
está la casa llamada “la
chascona” y es igual, llena
de colecciones de objetos
que traía de sus viajes.
Ambas casas están abiertas
como museos.
Volviendo a tus obras,
¿Cuál ha sido o es una de
tus pinturas más
importantes?
Conservo un retrato de mi
mujer, que no es con su cara
ni cuerpo, la pinté una
primavera junto a un río, en
el campo donde ella y yo, a
menudo, solíamos ir. Es
surrealismo puro. Un cuadro
grande; tiene 2,20 x 1,56.
Otro de mis preferidos es
una crucifixión de cristo,
muy buena, que no lo vendo,
es sin cruz, surrealismo o
expresionismo. También
conservo uno que obsequié a
mi mujer, lo teníamos en el
dormitorio, lo quiso hasta
el día de su muerte, se
llama “explosión
orgásmica”, es un cuadro
surrealista con mucho valor
sentimental.
Me encantaría conocer
ese cuadro, quizá alguna vez
nos los puedas mostrar en
alguna galería
Para mí encantado. En Buenos
Aires pinté un cuadro
interesante, a la salida de
misa, en la iglesia de la
recolecta. Es uno de los
pocos cuadros realistas que
he pintado. Todo lo mío es
sentimental; he pensado
sacarle fotografías y
publicarlo en una página
Web.
Sería interesante conocer más sobre tu pintura.
Estoy conversando con un especialista en
páginas Web para hacerla.
Esperamos ser los primeros en visitarla,
en cuanto se haga realidad.
¿Algún consejo que quieras
remitir a los escritores de
las nuevas generaciones?
Sí, claro, sólo me gustaría
decirles “que pintar o
escribir es como jugar al
ajedrez con el alma,
aprendiendo sólo a mover las
piezas con tus
sentimientos”.
Estoy seguro que ellos
tomaran en cuenta tan
extraordinario consejo.
Espero que pronto volvamos a
tener noticias tuyas.
Gracias por atendernos.
Ha sido un gusto y un honor
el compartir mis
experiencias con los
lectores. Tremenda
oportunidad el que me has
dado. Hasta pronto, Rosa
María, besos.
Hasta una nueva
oportunidad, Ernesto, y
gracias.