DECISIÓN TOMADA
DE IMPROVISO
Voy a llamarte un día por tu
nombre,
voy a exigir que aparezcas
en mis ojos,
dejes esos campos siderales
en que perdida te hallas
como la diosa Venus con el
paso de las guerras,
como el avance de las aguas
en los tiempos de sequía.
Porque ha llegado el momento
al fin dejes
tu extrema turbidez que con
frecuencia
sueles estar hacia lo lejos
y hacia lo cerca siempre
desbordante
en una decisión tomada de
improviso
entre los pájaros, las
lámparas, los días.
Ha dejado de ser la paz de
los misterios
lo que explique tu presencia
en las terrazas,
lo que dibuje tu rostro en
los caminos
y lo que humedezca tu idea
en las ventanas.
Y estás ahí donde menos te
supongo
y donde te procuro altiva te
ausentas,
dejándome con la flor junto
al cadalso,
abandonándome con la paz y
la distancia.
¿Puede ser que de algún modo
manifiestes
tu encono frente a lo que no
te tiene?
¿Puede ser que vibres en las
noches solo
después de caducados estos
días,
cuando menos se tiene la
fragancia?
Nada es verdad aquí, nada se
adhiere,
nada se aposenta indefinido,
nada
olvida su volátil consistencia
pese a mi afán humano por
nombrarte,
de una vez
traerte aquí seas compañera
única, amable cuando en
adelante
hagamos algo
más allá de tu voz (a veces)
en el contestador.
DE CUANTO DEBO DECIR ESTO ES LO
QUE DIGO
De cuánto debo decir esto es
lo que digo
porque lo digo ahora en este
tiempo
que me toca,
en este punto
que me hace aproximar al
otro punto
y me hace deambular varias
estancias
y quedo en la sorpresa a
veces
dormitado.
De cuánto debo decir esto es
lo que digo
en la exaltación de los
momentos
con tantas noches,
en la remembranza de las
horas
y las fragancias,
de situaciones vividas de
improviso
casi de improviso como
siempre
y entre las medallas.
De cuánto debo decir esto es
lo que digo
sirviéndome así de las
palabras puras
y de las impuras
y de las otras también
acaso
escondido en el silencio
o reposando en el fuego para
mejor reír.
De cuánto debo decir esto es
lo que digo
porque es el modo de hacerme
invisible
y tomarme la libertad de
decir menos
y decir más,
pero resulta indispensable
aplacar las iras de los
dioses
para llegar al fondo
y a la forma de toda lógica
posible
llevándonos a entender el
pandemonio.
De cuánto debo decir esto es
lo que digo
por una necesidad que tengo
atragantada
(de día a día),
tomando la existencia sin
descanso
y los kilómetros restantes
y el impulso anterior
dándome vueltas
(aun)
antes que sea demasiado
tarde.