El escritor invitado:

GUSTAVO TAPIA REYES

Natural de la ciudad de  Chimbote, Perú. Estudió pedagogía y periodismo. Perteneció al Grupo Literario Creación. Es autor del libro de cuentos El bautizo de los pescados (2005) y de la plaquette De un solo aliento las palabras (2006). Participa de la coproducción narrativa Invención de la bahía (2004).


DECISIÓN TOMADA DE IMPROVISO

Voy a llamarte un día por tu nombre,

voy a exigir que aparezcas en mis ojos,

dejes esos campos siderales

                                      en que perdida te hallas

como la diosa Venus con el paso de las guerras,

como el avance de las aguas

                                     en los tiempos de sequía.

 

Porque ha llegado el momento al fin dejes

tu extrema turbidez que con frecuencia

sueles estar hacia lo lejos

                                  y hacia lo cerca siempre

                     desbordante

en una decisión tomada de improviso

entre los pájaros, las lámparas, los días.

 

Ha dejado de ser la paz de los misterios

lo que explique tu presencia en las terrazas,

lo que dibuje tu rostro en los caminos

y lo que humedezca tu idea en las ventanas.

 

Y estás ahí donde menos te supongo

y donde te procuro altiva te ausentas,

dejándome con la flor junto al cadalso,

abandonándome con la paz y la distancia.

 

¿Puede ser que de algún modo manifiestes

tu encono frente a lo que no te tiene?

¿Puede ser que vibres en las noches solo

después de caducados estos días,

cuando menos se tiene la fragancia?

 

Nada es verdad aquí, nada se adhiere,

nada se aposenta indefinido, nada

                          olvida su volátil consistencia

pese a mi afán humano por nombrarte,

                                                      de una vez

traerte aquí seas compañera

única, amable cuando en adelante

                                               hagamos algo

más allá de tu voz (a veces)

                                          en el contestador.

 

 

DE CUANTO DEBO DECIR ESTO ES LO QUE DIGO

De cuánto debo decir esto es lo que digo

porque lo digo ahora en este tiempo

que me toca,

                                        en este punto

que me hace aproximar al otro punto

y me hace deambular varias estancias

y quedo en la sorpresa a veces

                                                 dormitado.

 

De cuánto debo decir esto es lo que digo

en la exaltación de los momentos

                                           con tantas noches,

en la remembranza de las horas

                                         y las fragancias,

de situaciones vividas de improviso

casi de improviso como siempre

                                       y entre las medallas.

 

De cuánto debo decir esto es lo que digo

sirviéndome así de las palabras puras

                                     y de las impuras

y de las otras también

acaso

                         escondido en el silencio

o reposando en el fuego para mejor reír.

 

De cuánto debo decir esto es lo que digo

porque es el modo de hacerme invisible

y tomarme la libertad de decir menos

                                                 y decir más,

pero resulta indispensable

aplacar las iras de los dioses

                                   para llegar al fondo

y a la forma de toda lógica posible

llevándonos a entender el pandemonio.

 

De cuánto debo decir esto es lo que digo

por una necesidad que tengo atragantada

                                                  (de día a día),

tomando la existencia sin descanso

                              y los kilómetros restantes

y el impulso anterior dándome vueltas

                        (aun)

antes que sea demasiado tarde.

 

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