Leila
Baena Lugo
Alba
La
mañana del día,
el
día que arrulló esa noche,
la
noche que calló lo dicho
y
el silencio que nada le responde...
Es
un ciclo genuino,
nada
lo detiene, no cesa
y
si se cansa nadie sabe,
y
si se preocupa, no interesa.
Siempre
tras la tapia oscura
del
cielo policromo en tiempos
aparece
la dulce mordedura
de
la claridad de los destierros.
Y
lo que sombra fue, retoma forma.
Y
a las ondas de luz, sonido canta.
Abrazando
la tierra y besando aromas,
renacen
las costumbres al llegar el alba.
Y
gira, gira, gira,
¿acaso
se estremece?
¡Qué
más da!
Y
crece, crece y
crece... |