PLAZA ARTE: Por: Oswaldo Roses EL ANDAR DE SARA VANÉGAS COVEÑA
Seis partes dividen el poemario con los subtítulos de Estancias; "te sienta tan bien esa mirada ausente" podría reflejar la predisposición emocional de la autora para hacer cada estancia (vivencia de un instante en un lugar) dulce e inmaterial. Así, sus mayores protagonistas son "pájaros", "arañas", "ojos altos", "enjambre de alas", "llamas", "aguas-lunas", "fantasmas" y "desiertos", que siempre se manifiestan de una manera especial, con una aptitud-actitud de revelación de sus misterios.
El
"mar" y sus connotaciones de fertilidad se evoca en las situaciones del
"desierto" como espejismo de amor y de magia del fuego, del gemido
transido de luz o de esperanza. En la Quinta Estancia siente sus emociones ya más dilatadas en desconcierto, en cierto extravío o lejanía; quizás sea la soledad que acusa en esos momentos, esa "oscuridad que avanza". Por último, en la parte final, resume sus instantes escuchados a la memoria y con una mirada que advierte un "color desvaído tornarse en formas olvidadas", un color que desea rescatar en su memoria, a través de las "grietas" que les deparan sus nostalgias hacia un presente vivo. La autora diría, a esa memoria tan fugaz, la siguiente cita (de Manuel Scorza) que ella misma incluye: "Yo soy las alas con que huyes de mí".
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