Mañana
Azágar
Mañana tus ojos grandes dirán:
“¿Abril, tú me amas?”
y yo no sabré qué decir sino lloro.
Pero ese día llegará de algún modo
por donde viene el tren que se fue con tu corro.
Mañana, otra vez mi corazón será,
y el azul pasará enredado en tu cabello negro.
Retornarán a nosotros los pájaros grises
que alegraban el otoño ceniciento.
Mañana, otra vez mi corazón
encontrará tu alma
y soñaremos el sueño que quisimos.
Mañana. Mañana. El amor abrirá su puerta
y nuestro encuentro de enamorados llegará.
Sé que al recogerse nuestros cuerpos
(Estando uno junto al otro)
volveremos a querernos.
Mañana. Mañana.
Otra vez mi estrella besará tu frente
y el cielo repetirá: “¿Abril, tú me amas?”
Vueltos a la primitiva era del mundo
seremos esos novios ordinarios
que se abrazan y se besan
en una ilusión cósmica, a la distancia.
Mañana. Mañana.
El amor despertará a un mismo código secreto
y nos quemará la misma lluvia
y la misma arcilla limpia.
Sé que al estar uno junto al otro
nuestros cuerpos tomarán
su unida forma que tuvieron al nacer.
Y seremos parte del mismo cielo
y del mismo brazo caliente.
Mañana. Mañana.
El sol, como una flor rendida,
despetala en la mar
y tú me dirás: “¿Abril, tú me
amas?”
Por mi alma, te diré que soy bueno
y que también,
también te amo.
(Del Poemario “Eternidades”, 1994)